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Santa María modelo y guía en la tarea de pensar

 

Santísima Virgen María, me encanta sorprenderte concentrada en ti misma, meditando, reflexionando, pensando. Me encanta sorprenderte pensando. Me hace ilusión invocarte como modelo y guía en la tarea del pensar. Enséñanos a pensar bien.

 ‘El pensar bien consiste o en conocer la verdad o en dirigir el entendimiento por el camino que conduce a ella’. La verdad es ‘la realidad de las cosas’. Al dotar de inteligencia a los humanos y al darnos la facultad de pensar, el Señor quiere que pensemos y que pensemos bien. Pensamos poco, no pensamos bien, no sabemos pensar, tenemos poca capacidad de reflexión. Nos cuesta pensar.

 ¡Pensar! ¿Para qué?, dicen algunos. Hasta parece que hay interés y empeño en que la gente no piense. No tenemos tiempo para pensar. No nos dejan pensar.

‘La gente se ha acostumbrado de tal manera a tener el pensamiento interrumpido que, sencillamente, no puede ya concentrarse en ninguna cosa de más de siete minutos’. Que problema. Necesitamos pensar. Interesa pensar bien.

 Son enemigos del bien pensar la precipitación y la unilateralidad.

La ‘sobreabundancia del ingenio’ puede conducir a los mismos resultados. Muchos son rápidos en la percepción. La rapidez de percepción es una buena cualidad, pero corre el peligro de la ‘inexactitud’. Los que perciben las cosas con mucha rapidez y no se paran a pensar corren el peligro de una mala percepción, se les escapa algún detalle importante y pueden caer en la frivolidad y ligereza.

La verdad no está en nuestras impresiones sino en la realidad objetiva.

 Madre sapientísima, Maestra de la verdad, Madre del Buen Consejo y Virgen del Buen entendimiento, ahuyenta de nosotros el orgullo y la vanidad, enséñanos a ser humildes y sencillos de corazón, para que el entendimiento vaya siempre por el camino que conduce a la verdad,

 La humildad inclina a escuchar el consejo, a seguir el ejemplo de personas excelentes, cuyos méritos somos capaces de reconocer; nos hace ver la vanidad de los aplausos y de las lisonjas; impide que nos creamos en la cumbre de la perfección personal, en ningún sentido, o que nos consideremos más que otros; nos sitúa en la verdad, en la realidad.

La capacidad de pensar bien no es privilegio de gente de talento. El pensar bien está al alcance de toda persona normal y no es privilegio exclusivo de gente de talento y de inteligencia privilegiada.

 Qué cataratas de palabras, ríos de tinta y profusión de imágenes, a veces truncadas, cuánta incontinencia verbal y con frecuencia nada responde a la verdad de la cosa.

 No están capacitados para pensar bien los que se fijan solo en el enunciado de las cuestiones, leen solo los titulares, pero no se enteran de los contenidos. Están al comienzo, oyen las primeras palabras y se van, por que ya ‘saben de que va’ y luego hablan, escriben y comentan sobre lo que se ha dicho, tergiversando la verdad a su manera.

 Necesitamos serenidad para juzgar, saber distanciarnos de todo afecto totalizante a algo que no sea Dios, que es el único a quien hemos de amar con todo el corazón y a todos en él y desde él. Para pensar bien hay que tener libre el corazón.  No podemos atribuir a una criatura lo que es propio de Dios

 La cultura, si es de verdad cultura, está siempre al servicio de la verdad y del bien; este es su horizonte. Muchos pueden llegar hoy a Dios –via pulchritudinis- por el camino de la belleza. Dios es verdad, bondad, belleza.

Para pensar bien hay que meditar, reflexionar, pararse y revisar.

 El amor propio es enemigo del bien pensar. Nos aferramos a nuestro sistema, nos encasillamos en nuestras razones, con todas las razones que nos puedan favorecer. No es fácil pensar bien cuando tenemos mucho amor propio.

El evangelio enseña a no ser imprudentes ni imbéciles. A veces no buscamos lo que realmente hay en las cosas, sino lo que nos conviene; no tratamos de convencer, sino de vencer.

 Santa María modelo y guía en la tarea de pensar enséñanos a meditar, tú que meditabas en tu corazón’; ayúdanos a pensar bien, a buscar la verdad y encontrarla, vivirla y proclamarla. Recuérdanos constantemente que nuestra tarea es pensar la verdad, honrar la verdad, decir la verdad y obrar la verdad.

 Santa María modelo y guía en la tarea de pensar, ruega por nosotros.

 

 (Citas extraídas del mencionado libro Sub tuum praesidium Sancta Maria, Mater Ecclesiae en las páginas 273 a 281, Editorial EDICE, Madrid 2016).

La Asociación Misericordia dio inicio en octubre pasado a una sección nueva. Se trata de transmitir regularmente unos preciosos pensamientos sobre la Santísima Virgen María de autoría del Obispo emérito de San Cristóbal de La Laguna, Canarias, Mons. Damián Iguacén Borau.
Este ilustre Prelado, fue el Obispo más anciano del mundo hasta su fallecimiento el 24 de noviembre.
Cuando Mons. Damián Iguacén cumplió cien años, la Conferencia Episcopal Española publicó un libro denominado “Sub tuum praesidium Sancta Maria, Mater Ecclesiae” que reúne una serie de escritos de D. Damián sobre la Virgen María, dedicados a las más variadas advocaciones y títulos de la Virgen por él ideados.
Por considerarlas de mucha utilidad para nuestros lectores, publicaremos regularmente citas de esos escritos de Mons. Iguacén en el libro editado por la CEE en la Editorial EDICE, Madrid 2016.