fbpx

Santa María Virgen del STOP

 

La Virgen María siempre ha sido invocada en los peligros. Peligros hay en todas partes. Han aumentado considerablemente a causa del tráfico intenso y la circulación masiva de personas, ideas, doctrinas, mercancía y productos de toda clase. Hay que extremar la prudencia y respetar las señales de tráfico, para evitar los accidentes y hay que ‘vigilar y orar para no caer en la tentación’ que es el mayor peligro.

Una señal de tráfico importante por las consecuencias que puede acarrear su incumplimiento es el stop, considerado mundialmente como la señal emblemática del peligro, también del orden moral. Por eso nosotros, que estamos expuestos a tantos peligros de alma y cuerpo, invocamos a Santa María como “Virgen del stop” y le pedimos con esta advocación moderna lo que le han pedido los cristianos de todos los tiempos: “Líbranos de todo peligro, oh, Virgen gloriosa y bendita”.

Naturalmente, hay que vivir, trabajar, viajar, progresar y avanzar, pero sin atropellar a nadie, sin conculcarlos los derechos de nadie: ni de la naturaleza, ni del hombre, ni de Dios. “Los  mandamientos de Dios son verdaderos y enteramente justos”, son “camino recto y seguro” para la felicidad de los individuos y de los pueblo, deben ser respetados por todos. El pecado, que no los respeta, es un atropello, y un atropello en cadena, porque afecta a Dios, al hombre y a la misma naturaleza.

El stop advierte la proximidad de un peligro y obliga a detenerse a tiempo para evitarlo. Eso hace María con nosotros. Con su maternal solicitud, como providencial stop, nos hace ver el peligro, nos auxilia para no caer, nos ayuda a reaccionar cristianamente ante las adversidades.

Las esperas, paradas, detenciones, tan frecuentes en la vida son, o nos parecen, una pérdida de tiempo. Hemos de aprender a que no sean. Ningún parón, imprevisto o impuesto, será tiempo perdido, si lo aprovechamos para “entrar dentro de nosotros mismos”, reflexionar y dirigir a Dios un pensamiento, una oración. Santa María, Virgen del stop nos enseña a convertir todo stop en encuentro personal con Dios, aunque solo sea para decirle: “Gracias, Señor, por esta pausa contigo en la fatiga, contigo hay alegría”.

El stop es también símbolo del pudor. Lo que el stop es en la circulación, eso es el pudor en la vida personal y social

El pudor tiene una dimensión social. Es bien social que sanea los ambientes, permite mantener un umbral mínimo de convivencia, evita la degradación social, forma parte del patrimonio cultural de toda civilización, es un bien de interés cultural, tan importante como los llamados bienes de interés histórico-artístico.

El punto de partida de la degradación social es la pérdida del pudor, cuando las cosas no se llaman por su nombre, al error se le dice progreso, el amor se reduce a sexo, cuando se intenta justificar lo que no tiene justificación alguna, cuando se dan sedantes en lugar de sanar y curar, se pierde toda credibilidad, viene la decadencia cívica y social.

El pudor no es un convencionalismo impuesto por determinadas culturas; es propio de todas las culturas, aunque se exprese de formas muy diversas. No es un rechazo a la sexualidad ni la corporeidad, antes bien, es su defensa; el verdadero amor y la dignidad personal necesitan del pudor y lo reclaman y exigen porque él advierte los peligros.

La gran mentira, la hipocresía de nuestro tiempo es hacer tanta propaganda de detergentes y productos embellecedores del cuerpo, al mismo tiempo que se promueven con igual fuerza seductora ideas, sentimientos y prácticas que envilecen el alma.

Atención a los que olvidáis a Dios. Nada ni nadie puede sustituir a Dios, ni suplantarlo. Su vacío no se puede llenar con “ídolos”, hechuras de hombres, que no pueden salvar. No hay sucedáneos de Dios. Dios es único. Absolutizar las demás realidades es convertir el mundo en la gran mentira. No busquemos fuera de Dios, ni al margen de Dios, lo que solo está en Dios.

Santa María, Virgen del stop, nos avisa y advierte: “La Buena Noticia del Evangelio” renueva constantemente la vida y la cultura del hombre caído, combate y elimina los errores y males que brotan de la seducción siempre amenazadora del pecado, purifica y eleva sin cesar las costumbres de los pueblos y, con las riquezas de lo alto, consolida y restaura en Cristo como desde dentro de las bellezas y cualidades espirituales de cada pueblo y edad.

Guiados por Santa María, Virgen del stop, no equivocaremos el camino y superaremos todas las dificultades que encontremos. Cuando nosotros ciegos, empecinados, despistados, egoístas, queremos salir con la nuestra y estemos empeñados en saltarnos el stop del pudor, de la Ley de Dios, de nuestros deberes y compromisos, tú, Santa María del stop, ponte delante de nosotros y oblíganos a parar.

Santa María del STOP, ruega por nosotros

Citas extraídas del citado libro Sub tuum praesidium Sancta Maria, Mater Ecclesiae en las páginas 450 a 459, Editorial EDICE, Madrid 2016).

La Asociación Misericordia dio inicio en octubre pasado a una sección nueva. Se trata de transmitir regularmente unos preciosos pensamientos sobre la Santísima Virgen María de autoría del Obispo emérito de San Cristóbal de La Laguna, Canarias, Mons. Damián Iguacén Borau.
Este ilustre Prelado, fue el Obispo más anciano del mundo hasta su fallecimiento el 24 de noviembre.
Cuando Mons. Damián Iguacén cumplió cien años, la Conferencia Episcopal Española publicó un libro denominado “Sub tuum praesidium Sancta Maria, Mater Ecclesiae” que reúne una serie de escritos de D. Damián sobre la Virgen María, dedicados a las más variadas advocaciones y títulos de la Virgen por él ideados.
Por considerarlas de mucha utilidad para nuestros lectores, publicaremos regularmente citas de esos escritos de Mons. Iguacén en el libro editado por la CEE en la Editorial EDICE, Madrid 2016.